
En la visión del
geógrafo anarquista Elisée Reclús (1830-1905), las periferias de las grandes ciudades no eran los lugares de exclusión en que viven quienes no pueden permitirse vivir en el centro; al contrario,
los márgenes, los suburbios, eran para él los espacios ideales para crear formas de vida más cercanas a la naturaleza, sin perder la relación con el bullicio urbano (Reclús había participado a la Comuna de París), pero sin sufrir de la densidad extrema y enferma de la gran ciudad.
Reclús pasó la última mitad de su vida adulta en los suburbios, reivindicando las últimas franjas urbanas como espacios que rompen la dicotomía entre naturaleza y ciudad - uno de los problemas a los cuales dedicaron su atención los geógrafos y urbanistas de su época, especialmente los ecologistas y anarquistas (Patrick Geddes, Lewis Mumford y, en Catalunya, Cebrià de Montoliu).