Siempre hemos estado fronterizos: el barrio de Icària, antes de ser Vila Olímpica

Donde ahora está el Port Olímpic, en febrero de 1986.

“Cuando se nos antojaba, allí uno tocaba el acordeón, el otro tocaba… pues la radio, o lo que fuera; y había un señor que tenía un bar que se llamaba la Gloria, tocaba muy bien el violín, muy muy bien. Y el señor cogía y estaba feliz, el señor Antonio desengrasaba el violín, y lo tenías sentado allí tocando el violín y los otros bailando”(p.42)

¿Cómo eran los barrios populares de Barcelona en los años Ochenta? Los que no tuvimos oportunidad de conocer la Barcelona pre-olímpica tenemos pocas ocasiones de captar algo de esa vida antes del turismo, de esa gloria antes de la fama. Llevábamos años buscando este documento, que finalmente encontró nuestra compañera Gabriela Navas Perrone, nada menos que en el Instituto Arqueológico de Barcelona (sic!): el estudio “Historia y vida cotidiana, el barrio de Icària, futura Vila Olímpica”, trabajo juvenil de la antropóloga Concha DONCEL, que en 1988 por encargo de Vila Olímpica 92 S.A. entrevistó a los habitantes del barrio de Icària, testimoniando la existencia de un paisaje entrañable y familiar en ese trozo de litoral amenazado de derribo ya desde el tiempo del Plan de la Ribera. Para la versión oficial de la historia, en ese trozo de litoral estratégicamente situado entre el centro de la ciudad y Poblenou, “no había nada”, a parte algunas fábricas en desuso; cuando “la nada” es precisamente lo que hay ahora, que la vida ha desaparecido para dejar lugar al cemento y al ocio planificado. “Cambió cuando empezaron a tirar las barracas [del Somorrostro]. La gente que nos quedamos nos retraímos un poco más, te daba miedo salir a la calle porque no había tanto ambiente, también pudo influir que la gente se compró la tele, o por lo que fuera la gente se quedó más en su casa” (p.43).