No hay periferias en Managua, Nicaragua, porque no hay centro. Por toda la extensión de la ciudad, los barrios, los asentamientos espontáneos, los residenciales y las colonias (“gated towns”) viven al lado los unos de los otros, protegidos unos por las pandillas, otros por guardias privados; pero sin ningún intento de esconder la pobreza de la ciudad. Nicaragua vive vendiendo al mundo la miseria de sus pobres, coptando el dinero de la cooperación internacional que en gran parte se quedan las élites.
Muchas de las ONGs que trabajan hoy en el sinnúmero de proyectos de “desarrollo integral” o de “empoderamiento comunitario” en los barrios más pobres de Managua, son herederas de las organizaciones “internacionalistas” que en los años ochenta lucharon para defender la Revolución Sandinista. Ahora están financiadas por los mismos gobiernos – europeos y norteaméricanos – que hundieron ese “proyecto de desarrollo comunitario integral dirigido localmente”. Los gobiernos usan las ONGs para abrir paso al comercio internacional, y como instrumento paliativo para reducir el impacto de los “ajustes estructurales” neoliberales. Este sistema perverso se refleja a nivel micro en las relaciones humanas entre “cooperantes” y “beneficiarios” de los proyectos de desarrollo: tal como se describe en “La cooperación internacional en Nicaragua. Problemas y aspectos socioantropológicos” (Stefano Portelli, 2001), basado sobre un trabajo de campo en el “asentamieto espontáneo Memorial Sandino.
- Ver también: María Dolores Álvarez (2000) “La ciudad ausente, políticas urbanas y espacios de socialización. Managua: paradojas de una ciudad” [LINK]
- Gioconda Belli (1991) “¿Qué sos, Nicaragua, para dolerme tanto?”, poema [LINK]
- FOTOS DE MANAGUA: Barrio San Judas y Asentamiento Memorial Sandino [ALBUM]