¿Quién no se asusta antes la idea del crecimiento imparable de las ciudades de Asia y del antiguo "tercer mundo", o antes la idea (formulada desde una postura crítica) de estarnos moviendo
hacia un planet of slums? Pero dónde más de cerca se vive este fenómeno - por ejemplo en los barrios populares de
Mumbai, India - hace décadas que la idea de
slum está siendo cuestionada. Zonas urbanas que no merecen ni la calificación de barrios, y que hacia fuera se presentan sólo
a través de las faltas (de higiene, de seguridad, de integración, de control, incluso de moral) ante una mirada más profunda revelan historias y dinámicas internas muy complejas y funcionales, que
han sido interpretadas de formas muy distintas según las corrientes teóricas. A partir de una oficina situada en
Dharavi-Koliwada (el enorme barrio
popularizado por Slumdog millionaire), los activistas urbanos
Matias ECHANOVE y Rahul SRIVASTAVA del colectivo
Urbz, hace años demuestran cómo una serie de estructuras sociales espontáneas, internas a los anomenados
slums, provocan su constante mejora y desarrollo, a menudo obstaculizado por las autoridades locales o por los planes de reforma urbana. En territorios
densos y reticulares como bosques de mangrovias, los únicos instrumentos de desarrollo válidos son los que generan los propios usuarios:
homegrown, como los barrios mismos.